Resumen
Los ecosistemas marinos tienen un valor único para la vida en la Tierra, ya que prestan múltiples servicios que van desde el almacenamiento de carbono, la generación de oxígeno y la absorción del exceso de calor hasta el mantenimiento de la biodiversidad y la contribución directa al bienestar humano. Pero estos ecosistemas se encuentran actualmente en un mal estado de conservación, con más de un tercio de los ecosistemas de manglares deficientes o gravemente degradados, la desaparición de más de la mitad de los humedales costeros o la pérdida del 13,5% del coral duro mundial en una década. Ante esta situación, el enfoque preservacionista ya no basta, sino que es necesario actuar para recuperar estos ecosistemas degradados o perdidos. Hasta ahora, la restauración tendía a producirse con intervenciones específicas, pero sin trazar conexiones entre ellas. Pero la crisis de la biodiversidad ha puesto de manifiesto la urgente necesidad de actuar y, en los últimos años, la restauración se ha integrado en la legislación, tanto a escala internacional como europea. El resultado fue la adopción el pasado verano del Reglamento de Restauración de la Naturaleza (RNR) de la UE, de carácter supranacional y jurídicamente vinculante. Sin embargo, la aplicación del NRR depende del establecimiento de sinergias con otros programas para materializarse. Este artículo sostiene que, en el caso de la restauración marina, deben establecerse conexiones con la Economía Azul. Esto será beneficioso para el avance de la restauración marina, pero lo más importante es que en última instancia será clave para alcanzar los objetivos de la Economía Azul: mayor crecimiento económico, mejores medios de vida y salud de los océanos.
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Derechos de autor 2024 Elena Olmos Carbonell